El anestésico epidural, que se inyecta entre dos vértebras de la zona lumbar, adormece la parte inferior del cuerpo. De ahí que se use en operaciones, entre otras, de cadera y rodilla, y, en menor dosis –analgesia–, durante el parto.
Aunque puede producir problemas neurológicos leves, fiebre y cefalea, sólo una de cada 23.000 personas sufre una lesión grave debido a la anestesia epidural –o espinal–, según un estudio británico. Entre las parturientas, la cifra es de una entre 80.000.
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